El objetivo principal del correo electrónico es el de construir relaciones con colegas, compartir información y colaborar de manera más eficaz.
Un empleado de oficina promedio con un trabajo administrativo recibe cientos de correos electrónicos diarios. Y, puesto que muchas personas solo revisan el correo dando prioridad a aquellos que tienen nombres conocidos, la probabilidad de vender una empresa o producto a través del correo electrónico, resulta remota en el mejor de los casos. Pero no es imposible.
El truco es tener una estrategia para abordar nuevos contactos. Aquí les dejamos algunos tips que puedes hacer mientras redactas tus mensajes.
1. Investiga a tu destinatario
"Antes de hablar con cualquier cliente o socio potencial, debes investigar y leer todo acerca de él para conocer sus aspiraciones y personalidad", dijo en un artículo Sam Parr, fundador de HustleCon.
Eso significa adentrarte en LinkedIn, Google, YouTube y más. Puede sonar lógico, sin embargo, muchas personas no lo hacen, simplemente porque les toma tiempo. Más allá de ayudarte a personalizar tu estrategia de venta, te permitirá crear una sensación más personal dentro del mensaje.
Investiga sin prisa, de esta manera, causas empatía y demuestras a tu contacto que no es uno más de tu lista.
2. Consigue un asesor
Cada empresa tiene exejecutivos que se marcharon en busca de más dinero o que se retiraron, intenta encontrar a estas personas. Ellos te enseñarán el contexto y el tono adecuado para incluir la información al inicio de un mensaje.
Este tipo de conocimiento da forma a tus mensajes y le transmitirá al lector que tu interés no está solo en concluir una venta.
3. Respeta la dicotomía del correo
Los correos largos tienden a recibir respuestas cortas, en gran parte porque es probable que el destinatario no lo haya leído por completo. Los correos cortos a menudo obtienen respuestas más largas, debido a que el lector necesita más información.
4. No olvides pedir una cita
Con frecuencia los correos electrónicos divagan. Estos correos son los que se ignoran o se eliminan. Mantén el contexto de tus correos, directo y obvio. "Me encantaría reunirme con usted por lo menos 30 minutos", ‘‘Propongo agendar una cita para hablar más al respecto’’ son mensajes directos para la acción.
El receptor ahora conoce desde el final el resultado que esperas y puede darte una respuesta definitiva respecto a la construcción de la relación.